Un pueblo sometido por el poder despótico ansía la libertad. Para ello, se rebela contra quien lo aprisiona de la mano de un líder que acaba de regresar el exterior y lo guía hacia la construcción de un futuro distinto.
El argumento no remite a 1816 y a los patriotas de entonces, ni a las luchas de José de San Martín, sino que es la trama de “La leyenda de Robin Hood”. En el Día de la Independencia, el Teatro Estable de la Provincia estrenará la obra escrita por Mauricio Kartun, con adaptación y dirección de Patricia García en formato de teatro en radio, a las 16.30 por Radio Nacional Tucumán Mercedes Sosa (en el día de su cumpleaños), frecuencia donde cada lunes se emitirá un capítulo desde la próxima semana a las 15 (son siete entregas, de 15 minutos cada una); además quedará disponible por la plataforma Spotify en forma íntegra desde hoy, y con su formato de podcast se la podrá trabajar en instituciones educativas.
Si bien la historia se ambienta en los bosques ingleses de Sherwood en el año 1200, para la directora excede el ámbito geográfico y temporal porque lo que cuenta es eterno: el reclamo de que haya justicia para todos y el fin de la tiranía. “La idea que propone Kartun del grito libertario siempre me pareció interesante, en el marco de la lucha del héroe popular contra el opresor. Es simbólico que se estrene un 9 de Julio, porque el grito de ‘seamos libres’ que está en el texto se resignifica en la obra y viene al caso de la fecha”, explica García en diálogo con LA GACETA.
La obra cuenta con una veintena de personajes interpretados por Guillermo Arana (como el protagonista Robin Hood), Noé Andrade, Mariano Juri, Daniela Villalba, Sergio Domínguez, Marcos Zerda, Ruth Plaate, Alejandra Páez Salas, Francisca Valero, Nelson Alfonso, Sergio Aguilar, Daniela Canseco, Ignacio Hael, Facundo Vega Ancheta, María Emilia Guerra y Joel Alonso Quirico.
“Trabajé en una adaptación del original más acorde con estos tiempos, siempre en diálogo con Kartun. En esta puesta se trata de equilibrar o de igualar la presencia femenina. Todo tiene que ver con las aventuras y las tradiciones de la época en que transcurrre la historia, pero la Pequeña Juana aparece en vez del Pequeño Juan como la persona que más auxilia y ayuda a Robin. También hay un cambio en la descendencia, porque en vez de Tomás es Tomasita quien da el grito de ‘Viva la Patria, viva Robin Hood, viva el reino del Rey Ricardo’. Y para fortalecer la presencia de la mujer, en la estructura se puso una juglaresa en vez del juglar, personaje que representa al pueblo y a la aldea, mientras que el trovador es el vocero de los nobles. Además hay una relatora, pese a que generalmente la trama de la historia en este formato de audios la llevaba adelante un hombre”, precisa. También aparecen personajes lúdicos colectivos como el Coro de Angelitas o los perritos de Lady Marian.
La premisa de García fue lograr “una muy bonita y divertida propuesta para los tucumanos”. “Tengo esta obra en carpeta desde hace muchos años, para elenco y espacio grande. Cuando me invitaron a dirigir el Estable en forma virtual por la pandemia, la retomé y adapté. Es muy atractivo el retorno del héroe popular a su pueblo maltratado y me parecía interesante desarrollarlo a través de los audios orientado a un público infantil y adolescente, convocar su atención y que sea compartido en familia, con padres que recuerden el viejo radioteatro y con chicos sumergidos en un nuevo universo sonoro que reemplace lo visual que los tiene acostumbrados”, agrega.
La directora aclara que “no es estrictamente radioteatro, sino teatro en radio”, y lo describe: “antes trabajaba todo el elenco en un mismo espacio cuidado, con una acústica adecuada y con efectos sonoros en vivo y en el momento; en este caso, el procedimiento fue diferente, porque los ensayos fueron por Google Meet, hasta que se comprendieron las motivaciones e intenciones internas para que después cada actor grabase su parte en la intimidad de su hogar, en soledad y según las condiciones que tenía y con su propio dispositivo. Fue un gran trabajo en equipo, con sonidistas y editores muy profesionales (Christian Pedersoli y Gerardo Alderete) y las asistencias de Andrea Barbá y Araceli García Alzogaray en distintas tareas. En sí, es una demostración de la capacidad de subsistencia de la actividad escénica”.